Y contra todo pronóstico,
contra toda palabra amiga
cálida, cercana,
contra toda promesa y toda
esperanza:
estamos solos.

Contra el tiempo y los horarios,
los autobuses, los bancos del parque,
el supermercado, ese trabajo y
ese miedo. Contra esa estabilidad
y la rutina inesperada
en la que nos perdemos,
en la que nos ahogamos y que
nos salva: estamos solos.

Contra esas ganas de verte y
la hendidura cuando siento
lo que no he definido que
eras. Contra esa idea y
contra la realidad de que
por muy preparada que estés para el frío
siempre quema:
estamos solos.

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