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Mostrando entradas de octubre, 2019
Y pensar que lo pasado no fue más que un tránsito hacia las nadas que no son sino todo. Que yo nunca fui yo, y siempre lo seré, tanto como lo era, tanto como lo soy. Que tú no eres sólo esto y aún así, a pesar de todo, no eres más.
Y contra todo pronóstico, contra toda palabra amiga cálida, cercana, contra toda promesa y toda esperanza: estamos solos. Contra el tiempo y los horarios, los autobuses, los bancos del parque, el supermercado, ese trabajo y ese miedo. Contra esa estabilidad y la rutina inesperada en la que nos perdemos, en la que nos ahogamos y que nos salva: estamos solos. Contra esas ganas de verte y la hendidura cuando siento lo que no he definido que eras. Contra esa idea y contra la realidad de que por muy preparada que estés para el frío siempre quema: estamos solos.
Sólo necesito coger el hilo y tirar de él. Me estoy buscando en el sitio que no es, y sigo tropezándome con un espejismo de mí misma con otra cara, otros labios, otro, gritándome con los ojos mientras yo miro con las manos hacia el sitio que no es. A poquitos me voy viendo en jirones. Tirando del hilo empiezo a deshacer lo que soy y a veces me cuesta reconocerme entre tantos colores, y me voy cosiendo con mis manos, hilvanando con mi pelo cada noche, aprovechando la armadura que creció cuando me dejé de ver. A veces pierdo el hilo y sólo veo un enemigo, y me olvido de ese espejismo y veo otra cara, otros labios, otro miedo, el mismo miedo escondido tras las puertas, el mismo miedo teñido de luces y sombras, y voy toda vestida de la noche y la soledad y el miedo, Alejandra, vuelven conmigo.
La luz trajo la ciudad, las gentes, el tiempo. La ciudad quemó, las gentes se fueron y sólo quedaron él, el fuego... Y el tiempo. Y sobrevuelas ahora con torpeza las ascuas de lo que entre un día caminaste, sus fuegos, aún lanzando bocanadas implacables que no se pueden esquivar. Golpe a golpe tallas las plumas, pesadas, de tu libertad. Distintas llamas bajo el mismo nombre traen de nuevo el abrazo, el calor, el brinco cuando quema de nuevo el fuego. El arte de volar se escapa al paso rápido. Y ahora, inocente sólo a veces, no intentas huír de lo pasado, pisar sobre la piedra que corre y rehace caminos que son siempre distintos, que son siempre el mismo. Y ahora, consciente sólo a veces, intentas mirar hacia fuera, reconocerte, sentir para ver entre todo el humo un fuego del tiempo y volar.  Ahora, con tus toscas plumas saltas y hay vientos que impulsan, y hay luz que acompaña, y hay fuegos que acogen, y hay gentes que pasan, y hay vientos que f...